Monumentos emblemáticos de Montevideo: Casa Quinta Aurelio Berro

Sobre la avenida Agraciada se levanta, hace 140 años, la Casa Quinta de Aurelio Berro. Esta maravilla arquitectónica, que fue encargada por el escritor uruguayo Aurelio Berro al ingeniero Ignacio Pedrálbez, quedó finalizada en el año 1874. Pedrálbez, de origen catalán, se diplomó en 1860 en la Escuela Central de Artes y Manufacturas de París, y recibió el encargo de este proyecto en 1871. De estilo gótico inglés, su volumen macizo resultaba alivianado por la decoración, las ventanas de arco, los pináculos y el majestuoso mirador. Pedrálbez presentó un proyecto de villa aislada en medio de un paisaje verde, y para ello recurrió a un estilo neogótico de raíz inglesa. Los 1820 metros cuadrados de esta mansión se distribuyen en dos niveles. Su planta alta es la principal de la casa, con salones infinitos de techos ornamentados y terminaciones de lujo. La planta inferior fue originalmente el sector de servicio de la casa. A pesar de ser una residencia encargada con tanto esmero, Berro nunca llegó a habitarla porque se fue a vivir a Buenos aires y murió allá poco tiempo después. Es bueno recordar que tener una de estas propiedades era símbolo de riqueza y mucha gente las construía solo para presumir.
 
En esta casa nació José Belloni, famoso escultor de piezas como “La carreta” y “La Diligenica”. Era hijo del jardinero que trabajaba allí. En una de las paredes que da al patio donde trabaja su padre fue colocada una placa que conmemora ese hecho.

 


Fue la embajada de Argentina durante un siglo conservando sus características generales, pero sin la escalinata frontal, que fue arquitectónicamente una gran pérdida. Después fue adquirida para convertirse en la Sede continental de la Federación Universal para la Paz y la Unificación quienes se propusieron restaurarla y devolverle su esplendor.
 
Según el arquitecto e historiador Aurelio Lucchini, esta obra "destinada a un poeta, financista y romántico se ajusta muy bien al propósito de esa tendencia: hacer de la arquitectura y su entorno un cuadro sugeridor de ideas y sentimientos pasados.” También señala que la disposición de los cuerpos de la fachada, se ajusta a la de las villas de Palladio (dos alas laterales simétricas respecto al cuerpo central en cuyo eje se ubicaba la escalinata hoy demolida), pero el tratamiento expresivo, clasicista en ese caso, aquí se inspira en el arte medieval inglés. También al interior se encuentran referencias goticistas, tanto en lo arquitectónico como en la decoración.
 
Durante los años 2000 y 2001 se procedió al reciclaje de la casa quinta, tanto en lo edilicio como en su excepcional parque de casi dos hectáreas. Algunos parquets tenían hasta 17 tipos de maderas diferentes, por lo que al momento de restaurarlo, algunas de ellas eran imposibles de conseguir, por lo que se las sustituyó con otras muy parecidas. La decoración interior es ecléctica e historicista: mientras que la sala de música está decorada en barroco francés, el patio cuenta con reminiscencias orientales. El comedor tiene una iluminación cenital y el cielorrasoe staba pintado de celeste con estrellas, al gusto del neogótico francés. En la planta alta predominaron las tareas de restauración de molduras, carpinterías, herrerías, vitraux y parquets, entre otros y se incorporaron cuidadosamente instalaciones contemporáneas, por ejemplo, un aire acondicionado central. En la planta inferior, que estaba muy deteriorada, se acondicionaron oficinas, salas de reunión, alojamientos temporales, servicios y un gran salón central destinado a culto, de estética sobria. También se reparó el viejo invernadero y la casa del jardinero, antigua vivienda de José Belloni. Todo esto cuidando especialmente la preservación de las dos hectáreas de jardín, con sus especies excepcionales.