¿Cómo hacer un omelette perfecto?

¡Seguro que con estos consejos conseguirás un gran omelette!  

Ingredientes

- Verduras frescas (de tu preferencia)
- 3 huevos
- 1/2 taza de agua
- Manteca sin sal
- Sal a gusto
 

Preparación:

Puedes usar los ingredientes que tú prefieras, pero no uses demasiados para no sobrecargar tu omelette con muchos sabores distintos. Lo recomendable, es usar entre 2 y 5 ingredientes. Puedes utilizar: champiñones, cebollas, morrones, cebollines y hierbas frescas.

Coloca los huevos y el agua en un recipiente. El vapor del agua hará que el omelette quede más liviano y esponjoso cuando esté cocido. Bate los huevos, de manera que las yemas y las claras se mezclen por completo.

Calienta una sartén antiadherente a fuego medio-alto y agrega un poco de manteca, la cantidad suficiente como para cubrir el fondo de la sartén. La manteca estará lista cuando deje de hacer burbujas. Entonces, vierte la mezcla de huevo en la sartén y espera unos segundos para que esta se cocine por los bordes. Luego, usa una espátula para acomodar la mezcla todavía cruda en el centro de la sartén.

Cuando el omelette ya esté cocido por debajo, pero todavía suave en el interior, puedes agregar las verduras en el centro.

Usa la espátula para doblar el omelette, dejando las verduras en su interior. Cuando esté cocido, puedes servir el omelette con ensaladas como parte de una comida liviana para el almuerzo o la cena.

Datos interesantes sobre el huevo

Hace algunos años atrás, se creía que el huevo aumentaba peligrosamente los niveles de colesterol e incluso se le relacionaba con la aparición de ciertas condiciones hepáticas. Sin embargo, las investigaciones científicas que se han realizado en la última década demuestran que se trata de un alimento con excelentes cualidades nutricionales.

Por esta razón, se recomienda su consumo a personas de todas las edades y se aconseja comer entre 4 y 5 huevos a la semana, ya que su contenido de proteínas es de mayor valor biológico que el de los lácteos, la carne y el pescado.

El huevo además es una rica fuente de colina, un compuesto que participa en diversas reacciones metabólicas. Se ha descubierto que las carencias de colina en los humanos se asocian a alteraciones hepáticas, problemas de crecimiento, pérdida de memoria, infertilidad, hipertensión, e incluso a un mayor riesgo de padecer cáncer.

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