Suplementos nutricionales. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan?

Siempre una alimentación saludable, equilibrada y variada es la manera ideal de asegurarnos una óptima obtención de nutrientes que nos permita estar sanos, fuertes y encarar nuestras actividades con energía

Pero también es cierto que hay veces que nuestra alimentación no es la ideal, e incluso hay momentos vitales donde nuestros requerimientos nutricionales están aumentados y la sola alimentación puede no ser suficiente para cubrirlos… Ahí es donde los suplementos son de gran utilidad, pero hay que tener cuidado en qué consumir, cuánto consumir y cuándo consumir.
 
¿Qué son los suplementos nutricionales?
 
Tal como su nombre lo indica, son productos creados con ingredientes alimentarios que tienen el fin de complementar o reforzar la alimentación. No buscan sustituirla, ni son medicamentos por lo que no apuntan a curar enfermedades ni mejorar síntomas.
 
Están compuestos por vitaminas, minerales, enzimas, ácidos grasos, aminoácidos, probióticos y prebióticos.
 
Hay muchos suplementos en el mercado y son de venta libre, por lo que no siempre se acompañan de consejo profesional, lo que hace que sea confuso para el usuario saber cuáles son los suplementos ideales para sí mismo.
 
¿Es necesario tomarlos?
 
Hay momentos en la vida en los que los suplementos son necesarios e ineludibles para cualquier persona sana: en recién nacidos, en el embarazo y la tercera edad.
 
En recién nacidos y hasta los 2 años de vida, en nuestro país, es norma suplementar a los bebés con hierro para evitar anemias y asegurar un buen desarrollo cerebral. 
 
En el embarazo la norma es suplementar con hierro y ácido fólico, esto ayuda a la embarazada y a su bebé a hacer frente a los altos requerimientos nutricionales de la etapa y así evitar posibles anemias y defectos del tubo neural del bebé.
 
En la tercera edad no hay una norma específica de suplementación, dependerá de cada caso y estado nutricional general de la persona, pero los suplementos más comunes son:
 
Vitamina D: la fuente principal de esta vitamina es la radiación solar y su impacto es directo sobre la absorción del Calcio a nivel óseo, por lo que sin esta vitamina se favorece la aparición de osteoporosis. Algunos adultos mayores comienzan con problemas de movilidad y suelen quedarse mucho en sus casas, por lo que no están expuestos al sol y por eso resulta importante la suplementación. Esta vitamina también suele suplementarse en mujeres en menopausia, ya que se incrementa el riesgo de osteoporosis por la disminución en la producción de estrógenos. 

Calcio: Este mineral también es importante en la salud de nuestros huesos; en general cuando se suplementa con Vitamina D, también se agrega Calcio para que la suplementación sea efectiva. En este caso se revisa la alimentación y si se nota que la persona no llega a los requerimientos óptimos, se recomienda la suplementación. 

Vitamina B12: La capacidad absorción de esta vitamina por parte del organismo decrece con la edad, y varios estudios científicos la ligan a riesgos aumentados de padecer daños neurológicos (demencia, pérdida de sensibilidad en extremidades, debilidad muscular, entre otras). 

Omega 3: Este ácido graso es muy importante para nuestra salud cardiovascular y cerebral. El paso de los años deteriora estos sistemas, por lo que el omega 3 es de gran ayuda para evitar o desacelerar este deterioro y disminuir el riesgo de infartos, demencia y Alzheimer. 

Proteínas: Se suele suplementar cuando la persona presenta dificultades en la masticación y deja de consumir alimentos más duros como son las carnes; el déficit de este macronutriente en nuestra dieta impacta sobre nuestra masa muscular, reduciéndola (cosa que además sucede naturalmente por el envejecimiento). 

Magnesio: Este mineral es importante en nuestra salud cardiovascular ya que permite controlar la presión arterial y a prevenir arritmias; está presente en algunos vegetales verdes, por lo que hay que analizar la dieta de la persona para definir si es necesario suplementar o no. 

¿Cuándo deben tomarse?
 
Es sumamente importante valorar la necesidad de ingerir estos productos con un profesional de la salud, como mencionamos antes, estos productos son de venta libre por lo que la persona podría decidir por sí misma incluirlos en su vida, pero esto no es nada recomendable ya que con la intención de hacernos un bien, podemos estar haciéndonos mucho mal.
 
El marketing de estos productos, que solamente apunta a generar más ingresos a sus productores y no a cuidar la salud de la población, muchas veces da mensajes confusos, “prometiendo” efectos que a veces no se logran e incluso pueden ser perjudiciales.
 
Por lo que la recomendación número uno en cuanto a los suplementos nutricionales, más allá de ver cuáles son los indicados, es saber si realmente los necesito o no… porque con la salud no se juega. Consultando al nutricionista o al médico podremos tomar decisiones informadas que nos ayuden a lograr nuestros objetivos de salud y bienestar, y a vivir nuestra vida plena y feliz.

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